Con este segundo número de Hoguera, publicado en septiembre de 2025, reafirmamos la vocación con la que nació este proyecto: ofrecer una divulgación histórica crítica, diversa y sobre todo, viva, puesto que nuestro interés por compartir historias desde abajo no se apagará por muy fuerte que soplen los vientos de la amnesia social.
Para demostrarlo, en esta ocasión continuaremos explorando las carreteras secundarias de la Historia de la mano de cinco variopintos artículos. En primer lugar, hemos tenido a bien incluir la lectura de una interesante fuente primaria previamente introducida por Paula Martínez: se trata de la reproducción íntegra de un artículo del periódico Confederación, fechado a 10 de febrero de 1937, sobre la colectividad de La Arboleda, en Lorquí, en la que se describe el funcionamiento presumiblemente ejemplar de una colectivización exitosa en Murcia en el contexto de la revolución social en España.
Seguidamente, y haciendo una necesaria sinergia con la antropología, Raquel Luna desafía algunos de los mantras favoritos del conservadurismo conduciéndonos hacia una reflexión sobre la forma imperante de entender la cultura y la tradición en La cultura como acto político.
En el tercer artículo, de la mano del relato de Daniel Minchekewün, nos transportamos al Chile de 1914 para esclarecer las circunstancias políticas y sociales que llevaron a un obrero andaluz despolitizado a convertirse en un vengador del pueblo (o en un peligroso “degenerado mental”, según a quién preguntemos) bajo el título Ramón Ramón: el obrero andaluz que vengó la matanza de la escuela de Santa María de Iquique.
En cuarto lugar, Nina Parson realiza un repaso pormenorizado de las primeras asociaciones obreras registradas en Cuba, respaldado por una investigación bibliográfica y de fuentes de archivo nada desdeñable en La sociabilidad obrera de La Habana en el último cuarto de la colonia y las dos primeras décadas de la República, a través de los Congresos Obreros de 1892 y 1914.
Por último, en ¡Vete a la mierda, nazi punk!, Manuel nos recuerda que, a pesar de que el punk sea usado como vestidura por las nuevas modas conservadoras y reaccionarias, el punk políticamente comprometido y antifascista siempre ha tenido algo que decir incluso más allá del escenario.
Solo nos queda dar nuestro más sincero agradecimiento a todas las colaboradoras que han hecho posible la publicación de este número: gracias por ayudarnos a mantener viva la llama de esta Hoguera.
Ya de paso, queremos recordar que tenemos ejemplares impresos que quedaron preciosos y nos supuso mucho esfuerzo, tanto de tiempo, como de energía, como de dinero. Si quisiérais tener un ejemplar en formato físico, con su portada en cartulina Craft y su papel reciclado y todo, contribuís a que la revista siga funcionando y difundiéndose en papel, un formato que no debemos perder. De momento está a 5€, porque las impresiones son caras, pero aspiramos a ponerlo a precio libre en cuanto podamos y dejemos de tener que poner dinero de nuestros salarios.
¡¡Ojalá lo disfrutéis!!
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